A tientas. Palpando los márgenes de la profesión del diseño
Introducción: equipo A tientas
“A tientas” pretende establecer una conversación crítica sobre la práctica del diseño actual en el ámbito local. Este proyecto nace del interés personal por conocer la opinión de las nuevas generaciones de diseñadorxs respecto a diversos temas sociales y políticos y cómo se interseccionan con su práctica. Ya existen proyectos y bibliografía editada en otros países e idiomas sobre estos mismos temas, pero es precisamente eso lo que nos motiva a replicar estos proyectos y aportar nuevas actualizaciones y nuevos enfoques acotando el ámbito de nuestra investigación a la influencia de estos temas globales en València y alrededores.
¿Qué somos, qué hacemos y por qué lo hacemos? Constantemente nos hacemos preguntas sobre nuestra profesión como diseñadores y el espacio que ocupamos en la sociedad. Estas preguntas surgen mientras nos autoexplotamos frente a un ordenador 50 horas a las semana para pagar una serie de gastos fijos que nos persiguen como autónomos precarizados. A pesar de la difusión de la que goza el diseño en la actualidad, cada vez son más las personas desencantadas con las condiciones laborales del sector. El aceleracionismo de nuestro presente no nos permite cuestionar nuestra práctica (mientras piensas no cobras) y dificulta el desarrollo de otras áreas del diseño relevantes para el futuro de la profesión. Y que no siempre tienen que ver con la práctica profesional mayoritaria.
Como diseñadores, nos encontramos creando un sinfín de imágenes promocionales para productos que no necesitamos, trabajando toda la noche por salarios bajos, mientras soñamos con convertirnos en diseñadores estrella1.
“A tientas” es una salida a la superficie para coger aire, para ver el paisaje y, con suerte, quedarnos a vivir en un destino más deseable.
Toda profesión tiene múltiples vertientes, salidas y enfoques. En el caso del diseño, algunas están más orientadas al mercado y otras más a la academia. Unas son solucionistas y otras son críticas. Hay todo un espectro de posibilidades y en la actualidad encontramos a profesionales en distintos puntos de este espectro. Por tanto, son prácticas que pueden coexistir aunque sus objetivos sean completamente distintos. Dunne & Raby resumen estas fuerzas opuestas de manera muy gráfica en estos listados A/B2.
A
Afirmativo
Resolución de problemas
Proporciona respuestas
Diseño para la producción
Diseño como solución
Al servicio de la industria
Funciones ficticias
Por como es el mundo
Cambiar el mundo a nuestro gusto
Ciencia ficción
Futuros
El «verdadero» real
Narrativas de producción
Aplicaciones
Divertido
Innovación
Diseño de conceptos
Consumidor
Nos hace comprar
Ergonomía
La facilidad de uso
Proceso
B
Crítico
Búsqueda de problemas
Hace preguntas
Diseño para el debate
Diseño como medio
Al servicio de la sociedad
Ficciones funcionales
Por cómo podría ser el mundo
Cambiarnos para adaptarnos al mundo
Ficción social
Mundos paralelos
Lo real “irreal”
Narrativas de consumo
Trascendencia
Humor
Provocación
Diseño conceptual
Ciudadano
Nos hace pensar
Retórica
Ética
Paternidad literaria
Entonces, ¿qué es un diseñador? y, ¿qué es el diseño? Son varios textos los que intentan buscar una definición única, como Qué es un diseñador de Norman Potter. O el eterno debate entre arte y diseño que analiza Anna Calvera en Arte¿?Diseño y los posteriores textos que exploran la intersección de ambas disciplinas en el designart3. La pregunta que nos hacemos muchos diseñadores en la actualidad al salir de las escuelas es ¿esto era el diseño? El 44% de los diseñadores ha padecido estrés, el 30% ansiedad o ataques de pánico y el 73% ha sufrido depresión4.
Muchos ensayos en la actualidad buscan desentramar la interrelación entre el diseño y el capitalismo, pero esto no es nada nuevo. Es una batalla que viene de lejos. El First Things First Manifesto, ya en 1964, hacía una crítica al diseño vago y acrítico de aquellos años en Reino Unido. Atacaba la cultura consumista y reivindicaba la dimensión humanista del diseño gráfico. Tras recoger más de 400 firmas a su publicación, en el año 2000 vuelve a renovarse y a recoger nuevos firmantes. Pero, más de dos décadas después, seguimos igual. Este manifiesto es necesario como una defensa desde dentro del sector de que una buena praxis es posible, pero no trasciende las propias barreras de la profesión mientras los problemas estructurales sigan siendo los mismos: el capitalismo neoliberal. Lo novedoso que nos aporta un ensayo como Caps Lock de Ruben Pater, es el exhaustivo análisis del nacimiento del diseño como una disciplina adyacente al capitalismo, los distintos roles que ejercemos como diseñadores que contribuyen a ello, y cómo existen prácticas resilientes y autónomas que se salen del sistema.
La definición de lo que es el diseño y los diseñadores ha ido cambiando a lo largo de su (breve) historia. Breve porque, aunque algunos historiadores quieran incluir manifestaciones artísticas desde la prehistoria como parte de la historia del diseño, no es hasta mediados de los años 20 del siglo pasado cuando se empieza a establecer la relación cliente-profesional que caracteriza nuestra actividad. Todas las manifestaciones previas pueden englobarse dentro de una categoría mayor en la historia que es la de la “comunicación visual”, dentro de la cual se encuentra el diseño. Esta relación es la que vincula nuestra profesión al capitalismo, empleando la práctica del diseño como pieza del sistema consumista. Aún así, desde antes de la entrada en el nuevo milenio han surgido nuevas maneras de utilizar las herramientas del diseño para distintos fines que se desvinculan del capitalismo y que se muestran críticas con este.
En los años 60 y 70, en pleno apogeo del capitalismo tardío, el diseño se encuentra en su mayoría secuestrado por los ideales del consumismo. En estos años, la producción en serie democratiza la cultura del diseño a unos niveles sin precedentes en los países industrializados. Pero esta época la comparten también un número de movimientos y diseñadores críticos que proponían alternativas al statu quo. Buckminster Fuller, Victor Papanek, Enzo Mari, Yona Friedman o los colectivos Archizoom y Superstudio son solo algunos ejemplos de este movimiento anti-modernista, en el que algunos de ellos eran abiertamente marxistas, hippies y/o ecologistas. Es en estos años cuando surge el movimiento DIY como un movimiento contracultural, en contra de la industrialización y el capitalismo (el cual podemos considerar que en la actualidad ha sido fagocitado por el capitalismo y ha trascendido al mainstream por medio de Pinterest y plataformas similares).
En el periodo posterior a la II Guerra Mundial, empieza a ampliarse la visión del diseño como una actividad para la planificación y la resolución de “problemas intrincados”5 de manera transversal con otras profesiones y disciplinas. En EEUU, Herbert Simon decía que “todo el mundo diseña […] para convertir situaciones existentes en otras preferidas”. A la vez en Alemania, Horst W.J. afirmaba que “el diseño no debería ser visto como el monopolio de los que se llaman a sí mismos ‘diseñadores’”. “Planificadores, ingenieros, arquitectos, gerentes, legisladores, educadores… son en ocasiones ‘diseñadores’. Están guiados por la ambición de imaginar un estado del mundo más deseable, valorando alternativas para conseguirlo y trazando cuidadosamente sus consecuencias”.
Si el diseño es simplemente un incentivo para consumir, entonces debemos rechazar el diseño; si la arquitectura es simplemente la codificación del modelo burgués de propiedad y sociedad, entonces debemos rechazar la arquitectura; si la arquitectura y el urbanismo no son más que la formalización de las injustas divisiones sociales actuales, entonces debemos rechazar el urbanismo y sus ciudades… hasta que todas las actividades de diseño estén dirigidas a satisfacer las necesidades primarias. Hasta entonces, el diseño debe desaparecer. Podemos vivir sin arquitectura6.
Los años 80 supusieron un boom para el diseño con el surgimiento de nuevas tecnologías. Zuzana Lycko, Paula Scher, Müller-Brockman, Ettore Sottsass y otras figuras canónicas de la historia del diseño desarrollan gran parte de su trabajo destacado en este período. En España también se popularizó el diseño y se extendió la expresión “¿diseñas o trabajas?”. Una expresión que manifiesta la popularidad de la profesión en estos años y al mismo tiempo su frivolización. Una época dorada para el diseño en España que coincidió con la movida madrileña y todavía estábamos inmersos en una lenta transición democrática. Este contexto creaba la necesidad de un nuevo paisaje visual tanto en lo público e institucional como en el panorama cultural. Fue una explosión y una época dorada que produjo gran cantidad de material que forma parte de la “cultura visual” de nuestra historia por la importancia que tuvo para la popularización y el posterior desarrollo del diseño en nuestro país. En la actualidad, los diseñadores cargamos todavía con lo que se entendía por diseño en esos años, ya que es la definición que todavía reside en el imaginario colectivo. Muchos de los diseñadores (y casi ninguna diseñadora) de esta época, se han convertido en figuras canónicas de la historia del diseño en nuestro país, y eso legitima que todavía hoy, 40 años después de ese boom, sigan teniendo el foco. El comisariado y la crítica dentro de la profesión del diseño, aunque sean casi inexistentes, son los que mantienen esta nostalgia por figuras del pasado sin analizar lo que ocurre en el presente y lo que puede dibujar un mejor futuro para la profesión.
En paralelo, siempre ha habido movimientos de diseño radical, anti-diseño y contraculturales que han intentado redefinir la práctica del diseño para ser el agente social de cambio que necesitamos actualmente. Es el momento de robarle el foco a los nostálgicos y apuntar hacia lo que está sucediendo en la actualidad para dibujar un futuro mejor para nuestra práctica.
Con el inicio del nuevo milenio han llegado múltiples crisis globales en política, clima y economía que difícilmente pueden ser ignoradas. Éstas han resucitado la conciencia medioambiental e instigado un nuevo movimiento de diseño social y sostenible en un momento en el que hay que diseñar para un futuro extremo si no queremos aceptar el sino de nuestra generación. Lo que Marina Garcés denomina la condición “póstuma”: la condición de que no hay un después.
La sociedad actual está dispuesta a creer o hacer creer que ve lo que más le conviene en cada momento, lo que se ha bautizado como posverdad. Estamos constantemente expuestos a “fake news”, en las que la opinión se sobrepone a los hechos y la verdad es poco más que tu punto de vista. El colectivo de arte y diseño crítico Metahaven propone en “Version History” que quizá estamos yendo hacia un “futurismo de la verdad”, en el que diferentes versiones de la historia y la realidad conviven y se hacen visibles a través de los dispositivos de comunicación. Un futuro “post-procesado” en el que los hechos se envuelven en ficciones de manera indistinguible, dando lugar a lo que Bauman llama “retrotopías”: utopías que se proyectan en un pasado idealizado.
El proyecto utópico que algún día fue internet se ha convertido en un escenario distópico. Si en algún momento fue una herramienta a la que le veíamos el potencial de unirnos, se ha convertido en un instrumento que nos divide a través de esta renderización de diferentes realidades en la que cada uno creemos que podemos vivir. Unas construcciones paralelas a la realidad que toman forma en el mundo virtual y nos dividen en el mundo físico. Bauman predecía una sociedad líquida, disuelta, en la que fuésemos incapaces de agruparnos como masa. Sin embargo, no solo estamos disueltos, sino que hemos establecido una guerra de opiniones unos contra otros.
Esta confusión, intencionalmente creada y teatralizada en política, es una poderosa herramienta que puede ser utilizada de manera productiva para generar ficciones utópicas como una herramienta crítica que nos permite analizar y cuestionar el estado actual del mundo. La ficción en ocasiones sirve para desbloquear el pensamiento sobre problemas intrincados y, en otras ocasiones, simplemente es un caballo de Troya para iniciar el debate en torno a ciertos temas que, de otra manera, pueden generar fricciones y rechazo por parte de la sociedad. La ficción, las narrativas y el diseño de utopías son herramientas críticas para imaginar un futuro. O cuatro, como hace Peter Frase en Cuatro futuros, en el que con humor y referencias pop nos deja claro que el estado de las cosas no puede seguir como en la actualidad si queremos tener al menos uno de esos cuatro futuros que él plantea. No necesariamente mejor ni peor, pero vivimos en un momento en el que para mucha gente es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo. Los cambios culturales son lentos y hacer saber a la gente que nuestro planeta tiene límites que ya hemos traspasado y que no hay vuelta atrás es una idea difícil de introducir y hacer creíble, a pesar de que los hechos dicen explícitamente que “no hay retorno”7.
Nuestro futuro como especie depende de lo que hagamos en las próximas décadas y, de momento, ninguna agenda política es suficiente para lo que se nos viene. Estas agendas reúnen una serie de acciones para mitigar los efectos del cambio climático atropogénico, entre otros asuntos de carácter más social, y lo engloban dentro de la “gran transición” del capitalismo verde.
Abogar por la economía verde es como reordenar las tumbonas del Titanic mientras se está hundiendo89.
Esta gran transición es de la que habla Ezio Manzini en Cuando todos diseñan. Además de a los límites del planeta, nos enfrentamos a los límites de nuestra civilización tal y como la conocemos, y llega el momento de deconstruirse y analizar qué partes hay que cambiar para seguir adelante y, a ser posible, mejores.
Estamos inmersos en un proceso de transformación que, por su naturaleza y su desarrollo temporal, no será muy diferente a lo que supuso para Europa el paso de la civilización feudal a la sociedad urbana e industrial. Visto con perspectiva, aquel cambio produjo una revolución, una ruptura brusca con el pasado que llegó a modificar de forma radical el sistema social, económico y político. Sin embargo, para todos los que lo vivieron, aquel largo período de crisis y mutaciones fue cualquier cosa menos lineal. Se caracterizó por grandes contrastes entre diversos cambios locales y una metamorfosis sistémica a gran escala, procesos ambos que tuvieron lugar a distintas velocidades y en diferentes contextos culturales y económicos, con oscilaciones políticas y tecnológicas entre posiciones y regímenes favorables al cambio y otros decididamente opuestos a él.
Como práctica profundamente vinculada al auge del capitalismo, la cultura de masas, la industrialización y la explotación de recursos tanto naturales como del trabajo humano, el diseño contribuye a la lógica de la modernidad occidental. Una lógica contradictoria que es a la vez liberadora y opresiva, productiva y extractiva, la cual no podría llevarse a cabo sin la explotación de otros territorios fuera del Norte Global10. El diseño se enfrenta a sus propios problemas para renovarse como práctica y despojarse de este trasfondo de la modernidad de posguerra basado en en el colonialismo y el imperialismo11.
Nos toca vivir un tiempo de inestabilidad en el que conviven dos realidades en conflicto: de un lado, el viejo y “despreocupado” mundo que se desentiende de las limitaciones del planeta, y de otro, el que las reconoce y, en consecuencia, pone en marcha procedimientos que permiten transformar esas limitaciones en oportunidades. […] El primero es el dominante, con su prolongada trayectoria de éxito, alimenta la convicción de que su continuidad es inevitable. El segundo, puede verse como un grupo de islas donde las personas piensan y actúan de maneras muy distintas. Este archipiélago puede llegar a hundirse en un mar lleno de estos nuevos micromundos, o puede revelarse como la parte visible del nuevo continente de la civilización sostenible que ha de surgir de esa transición. […] hemos de aprender a vivir mejor en esas nuevas islas y, al hacerlo, anticipar lo que será la calidad de vida en ese continente emergente13«>13.
Para repensar la profesión del diseño, tenemos que deshacernos de lo que ha sido la figura del “diseñador/a” desde hace mucho tiempo. El diseño, definido por los propios diseñadores, se ve a sí mismo como una práctica revolucionaria que cambia el mundo. De igual manera lo queremos ver también nosotros, pero no consideramos que estemos todavía en ese punto. Antes de que el diseño se cambie a sí mismo como práctica vinculada al capitalismo, no puede cambiar absolutamente nada sin crear nuevos problemas. De hecho, a pesar de la resplandeciente imagen de sí mismos que tienen algunos diseñadores como moldeadores vitales del paisaje visual contemporáneo, la realidad de su posición o más bien su falta de ella en los debates sociales y políticos que inciden en asuntos de política pública, es cuestionable. ¿Dónde están los intelectuales del diseño?
Arturo Escobar propone en Designs for the pluriverse14 que “el diseño es un proceso para la construcción de mundos y debemos aceptar la idea de un pluriverso de construcción de mundos dentro de nuestro mundo: todo diseño crea un “mundo-dentro-del-mundo” en el que somos diseñados por lo que diseñamos como sujetos. Todos somos diseñadores y todos estamos diseñados”. Solo la aceptación de múltiples realidades nos libera de la idea de una corriente hegemónica europeísta anticuada en un momento de decolonización, deconstrucción y decrecimiento.
Sea un futuro basado en el decrecimiento y la autonomía, o uno en el que se solucionen los problemas actuales mediante una especie de utopía tecnológica y artificial,como propone Benjamin Bratton en su programa de La terraformación para Strelka, lo importante es generar futuros habitables a partir del cuestionamiento de las bases culturales actuales. El neoliberalismo no es una necesidad biológica, es una forma de organizar la economía y ha demostrado ser incapaz de proporcionar a nuestra generación el nivel de vida del que disfrutaron generaciones anteriores en la época de posguerra.
El diseño como práctica nunca existe en el aquí y ahora. Ya sea dentro de una semana, un mes, un año o una década, los diseñadores producen propuestas para un mundo que aún no existe. Cada decisión que tomamos es para un mundo y un conjunto de condiciones que aún están por ser, somos una práctica contingente que opera en los límites de la realidad. Lo que es diferente es la temporalidad, posibilidad y practicidad de las ficciones que escribimos.15
Vivimos en una época de rabia en la que las nuevas generaciones consideramos que nuestra voz es ignorada. Tanto por élites distantes que no responden por sus actos, como por los gobiernos de todas las tendencias que, después de renunciar a su soberanía por la abundancia que prometía la globalización, no les queda mucho más que plegarse a la agenda neoliberal. Hemos delegado nuestro pensamiento a aparatos tecnológicos cada vez más smart mientras vamos perdiendo capacidad de pensamiento crítico, de educarnos a nosotros mismos para construir un mundo más habitable y más justo.
Como generación que no ha vivido otras condiciones que no sean las actuales, nos negamos a proyectarnos en una “retrotopía” que desconocemos. Como diseñadores, disponemos de las herramientas proyectuales para imaginar futuros más habitables y deseables en la medida en la que seamos conscientes de la dimensión política y de las consecuencias de nuestras decisiones. El momento es ahora, ya que el campo del diseño crítico comienza a ser un espacio de pensamiento que cada vez se ensancha más a nivel internacional y cuyo valor como creadores de mundos es cada vez más valorado fuera de la profesión.
Para analizar el impacto de esta transformación global en nuestro territorio cercano, hemos dividido en tres ejes las problemáticas que a nosotros personalmente más nos afectan como un punto de partida para iniciar el debate, pero nunca como algo limitante. Esos tres ejes son:
Eje 1: PERSONAS
— Precariedad
— Inclusión
— Asociacionismo
— Decolonización e interseccionalidad
— Aceleracionismo
Eje 2: PRÁCTICAS
— Diseño y activismo
— Prácticas críticas
— Investigación en diseño
— Colapsología
Eje 3: FUTUROS
— Nuevo léxico y nuevos campos en diseño
— Diseño especulativo
— Diseño de futuros
— Diseño de ficciones
— Sostenibilidad y ecologismo
— Perspectiva de futuro y esperanzas
El proyecto cuenta con 3 textos con colaboraciones de profesionales del sector que nos sirven como punto de partida de cada eje y que ponen palabras a estos temas que sobrevuelan nuestro imaginario. A partir de ahí, establecemos un debate con diseñadoras y diseñadores menores de 35 años residentes en València o alrededores para ver su grado de implicación con estos temas y estas nuevas prácticas. Una herramienta que nos ayuda a vislumbrar si estos temas siguen siendo territorios exóticos para las nuevas generaciones o interseccionan con su práctica de una manera activa. Por último, realizamos una encuesta online para ampliar la visión sobre estos temas a través de la cual poder obtener unos resultados cuantitativos que reflejen de manera gráfica la situación de las nuevas generaciones de profesionales del sector.
Esta es la primera edición de “A tientas” y nos hemos esforzado al máximo en generar un sistema que pueda ser replicado en otros territorios y en los siguientes años. Esperamos que pueda arrojar algo de luz sobre el camino que tenemos por delante en nuestra profesión y que sirva a las lectoras y lectores para coger aire en la superficie como hemos hecho nosotros.
NOTAS:
1. Pater, R. (2021). Caps Lock: How Capitalism Took Hold of Graphic Design, and How to Escape from It. Valiz.
2. Dunne, A., & Raby, F. (2013). Speculative Everything: Design, Fiction, and Social Dreaming. MIT Press. Listados A/B. Traducción propia.
3. Sánchez Rubio, D. (2016). Nuevas tipologías en el estudio de las prácticas del diseño gráfico contemporáneo. EME Experimental Illustration, Art & Design, 4(4), 78–89. https://doi.org/10.4995/EME.2016.4311.
4. Encuesta de Brave New Alps citada en Caps Lock de Ruben Pater. Valiz. 2021.
5. En inglés “wicked problems” es un término utilizado para referirse a problemas que no pueden solucionarse de una manera estándar y necesitan del “design thinking” para desbloquear su solución.
6. Adolfo Natalini, fundador del grupo antidiseño Superstudio
7. https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2021-08-09/el-gran-informe-cientifico-sobre-cambio-climatico-responsabiliza-a-la-humanidad-del-calentamiento-y-el-aumento-de-fenomenos-extremos.html
8. Lovelock, James. Conocido por la hipótesis Gaia, que ve el planeta como un superorganismo autorregulado.
9. Manzini, E., & Pindado, E. v. (2015). Cuando todos diseñan: una introducción al diseño para la innovación social. Experimenta.
10. Norte global es un término utilizado en estudios postcoloniales, que puede referirse tanto al primer mundo como al conjunto de países desarrollados.
11. Mareis, C., Paim, N., Chatterjee, S., Abdulla, D., Ahmed, T., Anastassakis, Z., Bruder, J., & Buckley, C. (2021). Design Struggles: Intersecting Histories, Pedagogies, and Perspectives. Valiz.
12. MANZINI, Ezio. Idem.
13. POYNOR, Rick. “Where are the Design Intellectuals?”. Design Observer. (2004). Recuperado de: https://designobserver.com/feature/where-are-the-design-intellectuals/2347.
14. Escobar, A. (2018). Designs for the Pluriverse: Radical Interdependence, Autonomy, and the Making of Worlds. Duke University Press.
15. Ward, M. (2013, July 17). Design Fiction as Pedagogic Practice. Medium. https://medium.com/@matthewward/design-fiction-as-pedagogic-practice-9b1fbba7ae2b.