Jodidxs, pero optimistas

Preámbulo: Equipo A tientas

Como adelantábamos en el texto introductorio, a pesar del momento de expansión que vive el diseño, somos cada vez más las personas que nos encontramos en situaciones poco deseables dentro de la profesión.

Las generaciones más recientes tenemos una relación extraña con el trabajo. Somos las generaciones más formadas de la historia, sin embargo, el mercado no tiene capacidad de absorber toda esta fuerza de trabajo.

El contexto de estos sujetos creadores estaría definido por su infiltración en trabajos y prácticas temporales y en vidas permanentemente conectadas. Sujetos envueltos en precariedad y travestidos de un entusiasmo fingido, usado para aumentar su productividad a cambio de pagos simbólicos o de esperanza de vida propuesta1.

Vivimos en la sociedad líquida de Z. Bauman, bajo la condición póstuma de M. Garcés, engañados por el entusiasmo instrumentalizado de R. Zafra, inmersos en la gran transición de E. Manzini, A. Escobar y en el proceso de terraformación de B. Bratton. En resumen, estamos jodidxs. Esta selección de autorxs, nos describe algunos de los ámbitos que influencian nuestro presente, pero para ser breves (y como hablaremos de la mayoría de ellos más adelante), dejémoslo en que estamos al límite, y “este límite no es cualquier límite: es el límite de lo vivible.”2

La precariedad en el trabajo y en la vida no distingue de profesiones, es un signo de nuestro tiempo. Para los diseñadores esta precariedad se manifiesta con un exceso de trabajo (en muchas ocasiones infra pagado), hiperflexibilidad y falta de previsibilidad, incapacidad para cogerse una baja por enfermedad o paternidad/maternidad, inexistencia de unas vacaciones pagadas, tener que pagar cuotas de autónomo independientemente de los ingresos que se tengan…

En este contexto de precariedad, con la consecuente ansiedad que genera, parece imposible pensar en dedicarse a prácticas emergentes en el diseño que desafíen el statu quo y que no den un sustento inmediato. Por tanto, ¿cómo creamos las condiciones sociales y materiales que hagan posible la práctica crítica y transformadora del diseño?

Creemos que para los diseñadores que se involucran en un diseño crítico y transformador, resolver sus propios problemas relacionados con el trabajo y la vida precarios a través de acuerdos colaborativos y cooperativos, comenzando hoy donde sea que estén, es una forma de promulgar una política que elimine la separación entre la vida y el trabajo de formas colectivamente empoderadoras, en lugar de las desempoderadoras promulgadas por la política neoliberal donde toda la vida se sacrifica por el trabajo y las nociones hegemónicas de éxito.3

Como estudiantes de diseño nos orientan a diseñar productos, imágenes, interfaces… Pero el campo de acción del diseño ha cambiado mucho. Se ha ampliado la definición de lo que es el diseño, se ha acercado a las humanidades y ha superado sus propios límites para convertirse en una disciplina mediadora e interdisciplinar. En estos tiempos de crisis en los que vivimos, ¿no tendría sentido usar nuestras herramientas para diseñar cómo queremos vivir?

La sociedad es producto de la imaginación combinada con la voluntad política materializada. No hay nada natural en cómo están organizados y estructurados nuestros sistemas sociales actuales: son los productos inacabados de la historia.
Dada la velocidad a la que el cambio tecnológico está impulsando la reestructuración social y cultural en el siglo XXI, hay mucho que considerar sobre el papel que el diseño, como una actividad importante para determinar la naturaleza de estos cambios estructurales, puede desempeñar al imaginar y materializar instituciones radicalmente diferentes y otras estructuras sociales4.

Si se llama a la generación millenial la generación de cristal, ¿cuál será el nombre que se pondrá a las generaciones posteriores?. La generación millenial se ha criado en el caldo de cultivo del neoliberalismo, con un futuro muy pautado (a pesar de la ilusión del “libre albedrío”) bajo la premisa de vivir en un presente sin límites. Pues vaya, resulta que sí que había límites. Y resulta que ya se sabía desde antes de los años 70 que el capitalismo extractivista que se estaba instaurando (y en el que lxs diseñadorxs nos vemos implicadxs) no era sostenible de ninguna de las maneras. La “generación de cristal” no es casual, es causal. La actual crisis de salud mental en estas generaciones viene de estas promesas de futuro incumplidas y de un presente y un futuro nada apetecible.

Las generaciones posteriores venimos ya advertidas del colapso y de la “gran transición” en la que estamos inmersas. Sin embargo, esto no nos hace estar más positivos. Hemos cambiado el llanto por la rabia. Somos una generación que cambiará la “depresión millenial” por “la frustración de los zetas.” El derrotismo, por el síndrome del héroe. Y la inacción por la acción en saco roto. “¿Hasta cuándo podremos los seres humanos aguantar las condiciones de vida que nosotros mismos nos imponemos sin rompernos (individualmente) o extinguirnos (como especie)?”5

En el carácter precario de los trabajos disponibles radica la situación ventajosa de quién contrata hoy movido por la maximización racionalista de «menor inversión y mayor beneficio». Pero también ahí se acomoda la excusa de temporalidad de quién trabaja soñando con algo mejor. Si este sujeto apostara por iniciar el largo camino hacia un trabajo intelectual en el ámbito académico, creativo o cultural, pronto descubriría que su entusiasmo puede ser usado como argumento para legitimar su explotación, su pago con experiencia o su apagamiento crítico, conformándose con dedicarse gratis algo que órbita alrededor de la vocación, invirtiendo en un futuro que se aleja con el tiempo, o cobrando de otra manera (inmaterial), pongamos con experiencia, visibilidad, afecto, reconocimiento, seguidores y likes que alimenten mínimamente su vanidad o su malherida expectativa vital.

Esta extorsión laboral nos pone en una situación de desgaste constante. En 2013 Brave New Alps realizó una consulta a 767 diseñadrxs italianos para conocer sus realidades. La investigación acabó mostrando cómo un 44% de estxs sufrían estrés, el 30% había experimentado ansiedad o ataques de pánico y un 73% estaban deprimidos6. En un contexto post-pandémico, será difícil encontrar cifras más positivas7.

En algún momento observamos, o nos dicen, o nos dibujan en un cronograma las fases a seguir para superar la precariedad encadenada: cursos de formación, licenciaturas convertidas en grados y másteres, procesos de acreditación, estancias en el extranjero, idiomas, formación-evaluación-formación, cómo si ser fuera lo que está al final; como si solo las personas mayores con trabajo estable o jubilación pudieran disponer de vida y los demás fuera sucedáneo o proceso, no logro.

Silvio Lorusso define el futuro como el ser mitológico de la Medusa: «Por no quedar paralizados ante su visión estamos en constante movimiento, constantemente implicándonos y renovándonos hasta la extenuación. Cuando la inmovilidad significa la expulsión del sistema, asumir riesgos se convierte en el único recurso.»8 Tendrá que ser este movimiento el que nos guíe a diseñar futuros mejores y nos ayude a posicionarnos contra el dogma apocalíptico que nos dice que no hay un después. Que no podemos soñar y que nos tenemos que conformar con sobrevivir.

Todo lo que condiciona la vida humana, excepto la naturaleza, es creado. Por tanto, puede ser transformado, eliminado, revertido o mejorado y el diseño junto con otras humanidades puede ayudar a generar nuevas visiones de cómo vivir y organizarnos.

NOTAS:

1. Zafra, R. (2017). El entusiasmo: precariedad y trabajo creativo en la era digital. Editorial Anagrama.

2. Garcés, M. (2017). Nueva ilustración radical. Editorial Anagrama. P. 15.

3. Bianca Elzenbaumer / Brave New Alps. DESIGN(ERS) BEYOND PRECARITY. Proposals for Everyday Action. En Design Struggles: Intersecting Histories, Pedagogies, and Perspectives. (2021) Valiz.

4. Ansari, Ahmid. (2021) A project doomed to fail?. En Design Struggles: Intersecting Histories, Pedagogies, and Perspectives. (2021) Valiz.

5. Garcés, M. (2017). Nueva ilustración radical. Editorial Anagrama. P. 20.

6. Designers’ Inquiry. (2014). Brave New Alps. https://www.brave-new-alps.com/designers-inquiry.

7. COVID-19 pandemic triggers 25% increase in prevalence of anxiety and depression worldwide. (2022, March 2). WHO | World Health Organization. https://www.who.int/news/item/02-03-2022-covid-19-pandemic-triggers-25-increase-in-prevalence-of-anxiety-and-depression-worldwide.

8. Lorusso, S., Lomme, F., Plough, J., Lovink, G., & Ventura, R. A. (2020). Entreprecariat: Everyone Is an Entrepreneur. Nobody Is Safe. Onomatopee.