Los mundos que hacemos. Relacionando conversaciones de diseño(s) en transición(s)

Artículo: HOLON

Este texto es una traducción propia del texto “Els mons que fem” de HOLON, una cooperativa sin ánimo de lucro de Barcelona. Trabajan con instituciones e iniciativas “para alinear sus objetivos organizacionales con las necesidades de las personas a las que sirven y su contexto social y ambiental. De la experiencia al ecosistema, damos forma a la cotidianidad de las transiciones.” Este es un texto de referencia de su visión y su manera de hacer.

Quizás vemos el mundo como una máquina perfecta, torpe pero constante que avanza hacia la liberación individual o como una historia interminable repitiendo una y otra vez las mismas luchas de poder donde una trabaja para crear espacios de cuidado y amor. Quizás lo sentimos como una red compleja y co-evolutiva de interacciones entre seres que van y vienen del mismo pulso de vida o desde cualquier lugar del juego de Polak.

Ejemplo del Juego de Polak, un ejercicio basado en una matriz de dos dejes que permite a los participantes ubicarse dentro de un espectro de posibilidades.

Independientemente de si se trata de la crisis climática acelerante o del debilitamiento de los valores democráticos, las diseñadoras solemos sentir estos resultantes sociales como algo personal. Nos han educado diciéndonos que somos creativas, cambiamos el mundo. Pero, ¿qué mundos creamos? Más allá de una autovaloración sobredimensionada o de unas sensibilidades bien desarrolladas, debemos reconocer que la creación de mundos es un proceso social en el que participamos. Que independientemente del lugar donde nos ubicamos en el espectro del poder para cambiar, estaría bien responsabilizarnos de los mundos a los que damos forma.

Empezamos como colectivo en 2014 con la sensación de que estamos atravesando transiciones profundas, tanto en la sociedad como en el mundo del diseño, preguntándonos cómo podríamos contribuir a tener un impacto positivo. Después de estos años de práctica hemos aprendido algunas cosas, pero más que respuestas sentimos que empezamos a encontrar cuáles podrían ser algunas de las preguntas clave. #worldswemake es una propuesta para explorar con el resto de la comunidad del diseño estas preguntas agrupadas en cinco conversaciones relacionadas entre ellas. Con todo este llamamiento esperamos participar y fomentar conversaciones críticas y prácticas que a veces acaban desconectadas unas de otras. Más importante aún, creemos que es fundamental reconocer las interconexiones entre estas conversaciones y sus implicaciones prácticas para crear un impacto sostenido con nuestras agencias como diseñadores y equipos de diseño.

Relacionando conversaciones más allá de la propia práctica de diseño

Cuando participamos de conversaciones sobre cómo transformar el diseño nos encontramos a menudo en conversaciones limitadas sobre lo que esto significa para nuestra propia práctica profesional. En nuestro caso, vemos que está cambiando la forma en que la definimos en función del proceso que sigue o de los resultados que crea, p.e diseño de servicios sostenibles, para hacerlo sobre el impacto que buscamos, por eso decimos que hacemos diseño para la transición. Pero creemos que va mucho más allá de esto la conversación. Que, por ejemplo, debemos hablar sobre nuestras cosmovisiones como agentes de cambio, que nosotros definimos borrosamente como sociedades planetarias. Otro foco de atención creemos que está en las visiones o mundos que queremos contribuir a realizar, en nuestro caso nos referimos a transiciones. También nos hemos encontrado en conversaciones sobre cómo nos organizamos y su impacto en la dimensión política de nuestras agencias. Por último, otra cuestión abierta que estamos explorando es sobre el papel de nuestros propios proyectos de vida, narrativas y estilos de vida y cómo se relacionan con todo lo anterior.

A continuación se muestra una breve descripción que detalla un poco estas conversaciones, que se puede utilizar de paisaje para guiar nuestra transformación como diseñadoras y/o equipos de diseño. Hemos compartido cuando nos ha sido posible nuestra experiencia como ejemplo con el objetivo de acoger cualquier otro punto de vista. Con todo esto queremos contribuir a ser más críticas y efectivas transformando los mundos como diseñadoras con la sociedad y el resto de seres de la Tierra, vivos y que vendrán.

Cosmovisiones — Sociedades planetarias

¿Quiénes somos, qué hay ahí fuera, o cuál es el significado de estar vivo? ¿Cuáles son nuestras creencias, supuestos y valores básicos que definen nuestras respuestas a estas preguntas iniciales? ¿Cómo afectan a nuestras actitudes y cómo dialogan con nuestra experiencia con normas culturales, marcos religiosos y espirituales y los paradigmas socioeconómicos y políticos a los que nos suscribimos? ¿Cómo organiza esto lo que percibimos, cómo afecta cómo damos sentido a nuestras experiencias y guía nuestra interacción con el entorno social y físico y, por supuesto, a nuestra propia práctica de diseño?

Preguntas como estas planteadas por Terry Irwin por ejemplo terminan dando forma a nuestras cosmovisiones. En nuestro caso, valoramos a nuestro colectivo como un espacio que nació y se esfuerza por seguir siendo un espacio en evolución para aquellas que utilicen su práctica para examinar cuestiones como éstas. Hasta ahora, la forma más sintética de representar nuestras visiones del mundo podría ser sobre una conciencia compartida de que somos sociedades planetarias de seres vivos.

Visiones por el mundo — Transiciones

Una forma de tejer algunos de los hechos sobre nuestro momento histórico es que vivimos más tiempo con estilos de vida que no necesariamente aumentan nuestro bienestar a partir de cierto punto, gracias al sobre-agotamiento de recursos finitos y la creación de desigualdades humanas y entre especies necesarias para extraerlos y procesarlos. Pensamos que podríamos hacerlo mejor como sociedades humanas y proponemos contribuir a ello mediante el impacto del diseño para dar forma a la cotidianidad de los cambios sistémicos. En nuestro caso, una forma de describir nuestra visión como colectivo de diseño sería contribuir a dar forma a las experiencias humanas y no humanas de la infinidad de iniciativas que cambian los cimientos de lo que sentimos que podría ser mejor en el mundo.

Sólo por dar algunos ejemplos, lo hicimos reforzando la capacidad de las Pymes para contribuir a una economía circular creando modelos de negocio ecoinnovadores. O proporcionando estrategias de servicios y capacidades para asegurar la sostenibilidad de las acciones de ecodiseño de producto por parte de las pymes de nuestro contexto local y de corporaciones internacionales. Facilitando también estilos de vida más convivenciales y sostenibles al co-diseñar servicios para cooperativas de vivienda que van más allá de la especulación inmobiliaria como estrategia de generación de vivienda en la ciudad, o reimaginando la experiencia de usuaria de plataformas digitales que permiten a los productores de café del sur global aportar transparencia y equidad a las cadenas de valor.

Nuestra práctica — Diseño(s) para la transición(s)

El diseño como término se está convirtiendo en omnipresente en muchos idiomas. Esto puede verse como un signo cultural de su difusión como cultura de cambio creativo predominante de nuestros tiempos, como la ingeniería lo fue. Muchos en el diseño han notado y reflexionado sobre esta expansión, desde Manzini en el Design When Everybody Design, en Stelkerman y The Design Way, hasta Cross y su planteamiento del diseño como tercera cultura entre ciencia y humanidades. El aumento del ya quizá malogrado design thinking en la industria también puede verse como un signo de este predominio del diseño.

Esto plantea la urgencia por incluir comprensiones pluralistas en el diseño como cultura proyectual creativa, a la vez que pide asumir estudios sobre el poder y la justicia si es que es verdad que está en una posición dominante, o directamente cuestionar totalmente las lógicas de hegemonías. También requiere profundizar en las conversaciones y prácticas que exploren las transiciones que todavía podríamos vivir en la naturaleza generalmente cambiante de nuestra profesión como resultado de las transiciones en curso de la sociedad, a la vez que ser sinceras con nuestras visiones-del-mon y visiones por el mundo en constante evolución dentro de cada una de nosotros. En nuestro caso, cuando trabajamos para evolucionar nuestra práctica más que en torno a los objetos que diseñamos o por la metodología que podríamos utilizar, nos gusta entenderlo en base al impacto que buscamos. Por eso nos enmarcamos en el movimiento de diseño(s) para la transición(s).

Cómo nos organizamos — La política de nuestras agencias

Para reflexionar sobre nosotros mismas y cómo vemos el mundo, para relacionarnos y colaborar con organizaciones que construyen un mundo en el que también creemos, y para seguir evolucionando nuestra práctica de diseño para sacar el máximo partido hay que organizarnos.

Empezamos como colectivo tratando de superar la lógica piramidal de las agencias tradicionales, construidas en ocasiones como organizaciones acotantes para el crecimiento personal y profesional. Tradicionalmente, los miembros fundadores (mayoritariamente hombres blancos) se quedan en lo alto y quien quiera crecer acaba iniciando otra pirámide en otro sitio. Así pues, decidimos basarnos en enfoques organizativos democráticos, o cooperativas para decirlo en breve. Esto fue más allá de los valores de equidad con la intuición que sería especialmente productiva para agencias creativas. Esto significa difundir un sentido real de la propiedad y promover espacios para que todo el mundo de la organización construya su agencia creativa. Por supuesto, no es fácil, puesto que la mayoría de nuestras culturas (organizativas) se basaban en principios organizadores para un mundo de lento cambio social y no por la fluidez de nuestros tiempos.

Independientemente de las barreras culturales profundas, creemos que es importante centrar la atención en lo que llamamos políticas de cómo organizamos nuestra agencia. Desde decisiones con quienes trabajamos y en qué temas, hasta el impacto sobre prácticas organizativas concretas de nuestra organización. Desde cuáles son nuestras tarifas, hasta cuál es nuestra forma jurídica organizativa y su relación con los derechos sociales (por lo menos en nuestro país) hasta cualquier práctica organizativa en medio. Empezamos un proyecto pronto para financiar nuestra exploración y compartir aprendizajes a lo largo del camino, por ejemplo. Hasta ahora seguimos siendo un colectivo abierto, adoptamos la forma jurídica de cooperativa sin ánimo de lucro y estamos trabajando para abrir el manual de cómo funcionamos.

Estamos interesadas en ampliar esta conversación con la comunidad del diseño para esclarecer los criterios para valorarnos a nosotros mismas como agencias, conscientes de que cada organización encontrará y evolucionará sus propias formas de contribuir a las transiciones. También creemos que para una conversación productiva sobre este ámbito nos centraremos en cómo complementar la diversidad de enfoques que nuestras agencias pueden adoptar y encontrar inspiración unos de otros para transformar el mundo que nos rodea

Estilos de vida — Diseño y proyectos de vida

A menudo charlamos con colegas del sector sensibles a las relaciones del estado de cosas en el mundo que luchan por encontrar sentido en algunos de los proyectos en los que trabajan. Lo que también hemos observado es que, por ejemplo, aunque ganemos lo suficiente para vivir, las propias compañeras de la industria pueden ganar hasta dos o tres veces más al año. Éste es sólo nuestro ejemplo local en Barcelona y forma parte de dinámicas muy complejas, no sólo de ciudad, sino globales en torno a los sueldos disponibles.

Sin embargo, los ingresos están estrechamente relacionados con la capacidad para llevar a cabo nuestros proyectos de vida. Si se mira a la gente de nuestro colectivo se puede ver a personas que van en bicicleta, que trabajan desde casa o en oficinas compartidas, que son miembros de cooperativas de energía o de red de internet del procomún. Se podrá encontrar algún fairphone, gente viviendo en cooperativas de vivienda, participando de las actividades del barrio, comprando ropa de segunda mano y slow fashion o incluso si es particularmente fácil en Cataluña, comiendo productos ecológicos de calidad y local.

También se podría ver que hay mucho margen de mejora el día en que averiguamos nuestro uso individual y agregada de recursos como colectivo. Además de las historias personales de nuestros miembros y sus privilegios, esto es sólo una simplificación y hay mucho espacio para explorar la multitud de estilos de vida que se ajustan a un solo planeta como el nuestro.

Sin embargo, nuestros estilos de vida y las narrativas sobre nuestros proyectos de vida nos permiten que cada uno de nosotros lleve a cabo la práctica de diseño en el contexto y las cualidades que quiere y puede. Entonces, si todo el mundo es capaz de utilizar su experiencia profesional para ayudar a llevar a cabo sus proyectos de vida, ¿cuáles son nuestras capacidades como diseñadoras? Es decir, para terminar de enlazar las conversaciones sobre los mundos que hacemos creemos que es importante el papel de nuestros propios estilos de vida. Teniendo en cuenta que discutiblemente nuestro objetivo como diseñadoras es contribuir a dar forma a experiencias cotidianas que cuando se agregan se ajusten a estilos de vida planetarios, ¿cómo damos forma a nuestros propios proyectos de vida como diseñadoras? ¿Cómo podríamos utilizar nuestros aprendizajes para ampliar la gama de capacidades para conformar proyectos de vida planetarios?